Cuando desarrollamos un sitio web, a veces tenemos la suerte de toparnos con un cliente que nos explica detalladamente en un documento escrito todas sus necesidades, objetivos, funcionalidades deseadas, textos y hasta colores preferidos alineados a su logo e identidad de marca.
Pero esta quimera sucede en pocas ocasiones. En la mayoría de las situaciones, el cliente será capaz en mayor o menor medida de detallar sus expectativas, y serán nuestras virtudes como analistas el comprender sus requerimientos y poder llevarlos a la práctica correctamente.
En el otro extremo , podemos encontrarnos con un cliente que no se decide acerca de sus deseos, o peor aún, se va dando cuenta de ellos a medida que avanzamos en el proyecto, por lo que cada avance termina siendo un retroceso con nuevos cambios por realizar. Para que el stress de lidiar en estas situaciones no altere el rumbo de tu empresa o emprendimiento, te brindamos una guía que te será de utilidad en estos escenarios.
1. ¡Prototipa lo antes posible!
Este tipo de usuarios suele hacer consciente sus necesidades al ver las versiones de la web. Es por eso que en lugar de sentarte con él a relevarlo con una hoja en blanco, te recomendamos que lo hagas con un prototipo del proyecto, y desde allí analizar qué desea realmente. En el caso que utilices Nibiru, esto es tan sencillo como levantar un sitio, realizar las configuraciones generales, y preseleccionar una o dos plantillas. Estas tareas no te demorarán más de dos minutos.
2. Evita reescribir, y reescribir, y reescribir una y otra vez.
Es posible que habitualmente realices sin cargo la redacción de los textos, ya que recibes el material escrito o los requerimientos con claridad. Es un beneficio que muchos diseñadores web incluyen, ya que lo tienen estimado en su costo.
Pero cuando detectes un cliente indeciso, ¡ten cuidado con este servicio! Puede hacerte perder muchas horas de tu valioso y escaso tiempo, además de alterar hasta al profesional más relajado. Tu contacto será incapaz de explicar las palabras deseadas, pero apenas las vea escritas te dirá que no es todo lo que el tenía en mente, y que ya te ha explicado lo que espera de tí.
Consejo: Cobra este servicio por separado, o bien genera solo un texto base y cobra las horas de modificación, y verás como se reducirán los tiempos, o bien cobrarás tus horas tal cual te mereces.
3. Incluye a otros participantes en el proyecto
Es posible que en la empresa que te ha contratado existan socios, o empleados que tienen más en claro las necesidades, o como detallarlas. Intenta detectarlos, y en caso que los halles, súmalos al equipo de trabajo como usuarios especializados. Se sentirán parte del proyecto, aportarán ideas y simplificarán la comunicación.
4. ¡Ten cuidado con el usuario final!
Este es otro factor en el que te aconsejamos que prestes total atención. Sucede a veces que «tu usuario» parece tener todo en claro, pero quien es indeciso es en realidad su jefe. En estas situaciones el proyecto parece ir de maravillas hasta que el decisor final ve la versión avanzada, pone el grito en el cielo diciendo que no es lo que quería, y hay que comenzar otra vez. Consejo, indaga si existe un superior , y si es así, que éste participe en alguna revisión temprana para ver los avances lo antes posible.
5. Haz firmar el «Fin de Obra»
Tal cual sucede en licitaciones o proyectos de grandes empresas, haz firmar a tu cliente un documento donde especifique que ha aceptado el proyecto, y que el mismo ya ha finalizado. Dile que es una convención que utilizas antes de generar la factura final. En caso que no lo hagas, corres el riesgo que te llame una y otra vez para «un pequeño cambio», creyendo que está en su derecho infinito de seguir solicitando modificaciones.
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