Revisando y analizando las métricas históricas del blog, como visitas, tiempo de permanencia y clics en los newsletters, me encontré con esta nota que publiqué en febrero del 2016, que fue la segunda con más lecturas de todo el año, y una de las que más engagement tuvo en la audiencia.
Recién empezando la segunda mitad 2024, y cuando todos los objetivos que te has propuesto aún pueden ser concretados, creo que es un excelente momento para volver a pensar en aquellas ataduras mentales que pueden estar impidiendo nuestros logros, para poder así reescribir nuestras partes más frágiles o dañadas, y encaminarnos a nuestro éxito profesional y principalmente personal.
Aproveché la oportunidad para hacer algunos ajustes que me parecieron relevantes, ¡y ahora sí les comparto nuevamente estas ideas! Los invito además a que nos cuenten sus apreciaciones o experiencias !
Desde ya hace varios años las neurociencias han sido las encargadas de comprender y estudiar a la conducta humana desde su aspecto biológico, es decir, como la función y estructura cerebral y del sistema nervioso en particular interactúan con los diferentes estímulos provenientes del exterior y el interior de cada persona para dar lugar a una personalidad.
Gracias a este abordaje interdisciplinario pudimos conocer que el cerebro tiene la capacidad de readaptarse y reeducarse. Es así como de la mano de la neuroplasticidad tenemos la pauta que cualquier tipo de sesgo cognitivo puede eliminarse en caso de ser negativo y crear un modelo más saludable en su reemplazo.
Ahora bien, en el campo de la psicología, los diversos trastornos y la naturalización que la sociedad está haciendo de ellos lleva cada vez más al ser humano a una lucha entre sus propias aspiraciones de crecimiento contra las barreras psíquicas que irrumpen por dentro para frenar el éxito.
Todos, absolutamente todos, hemos pasado por circunstancias que han dejado una huella negativa, un miedo irracional, una actitud que no hemos podido resolver. Padres muy estrictos o por el contrario demasiado complacientes y sobreprotectores, una relación conflictiva con nuestros pares y amigos, una infancia traumática, instituciones educativas rígidas que no apuntan a la concreción del potencial de los alumnos sino a impartir una educación arcaica y fuera de los parámetros de conocimientos vigentes, son algunas de las tantas causas por las que en la actualidad cualquier persona puede estar teniendo conflictos para obtener los resultados esperados, debido a creencias limitantes que están instauradas en la mente.
Para entender este concepto basta con recordar el antiguo cuento del elefantito pequeño que fue atado a un enorme tronco. El animalito era tan chiquito que aunque lo intentó una y mil veces, no encontró la posibilidad de soltarse. Y así creció atado frente al mismo árbol, y con su destino signado por aquella cuerda dura e irrompible. Lo curioso de este elefante es que cuando llegó a su edad adulta y multiplicó su peso y tamaño, bien podría haber volteado el propio árbol y mucho más fácilmente hubiese podido romper sus ataduras.
Pero él no lo intentó jamás, porque tuvo la creencia que no podía hacerlo debido a sus intentos fallidos anteriores.
Nuestra mente no funciona de manera muy diferente a la del pequeño animalito atrapado. Por más que contemos con el neocórtex y todo el peso de la capacidad de procesamiento y pensamiento racional, los traumas, dolores y falencias están dominadas por la amígdala, y este diminuto órgano se activa con mucho más aceleración.
Por ello, por más que sepamos muchas veces que la autoestima depende de nosotros mismos, que el pasado no determina quiénes somos, que nuestros miedos son exagerados o completamente infundados, caemos presos de nuestras propias ataduras mentales. Es decir, reaccionamos antes con nuestro cerebro más primitivo y sensorial que con nuestra razón, y por ello, y a menos que podamos reescribir nuestras partes dañadas no encontraremos el camino al éxito, la felicidad o plenitud.
Ahora ¿cómo esta extensa explicación puede afectar los negocios o los campos profesionales?
Precisamente porque somos un todo que actúa de igual manera a la hora de enamorarse, planear una casa o una carrera laboral exitosa y próspera, nuestras creencias negativas nos acompañas en todas las áreas, y justamente aquí radica la principal importancia del cambio.
A continuación enumeraremos las 5 causas mentales que con más facilidad llevan al fracaso.
1. Mantenerse en la zona de confort
La mente no entrenada opera con procedimientos mecánicos que tienden a tomar decisiones en base a asociaciones convencionales, y pretende a toda costa eliminar la mayor cantidad de riesgos posibles. Vale decir que si una persona se encuentra dudando entre dejar su trabajo en relación de dependencia y armar con pasión y energía su propio startup, es muy posible que los argumentos mentales más sólidos se inclinen por mantenerse en la zona de confort.
Así, la mente empleará sus verdugos más confiables: "el miedo al fracaso", "a la pérdida de estabilidad y dinero", "al tiempo", "a la competencia" y cuantos etcéteras más se requieran para sucumbir en la decisión de no tirarse de lleno en el terreno desconocido que es emprender o cambiar de rumbo.
Las mayores trampas mentales que nos imparte el cerebro diariamente son:
«No soy tan bueno como para …»– «Seguro existen otros mejores que yo o más calificados
– «Cuando lo intenté me fue mal y volverá a pasar»
– No es el momento adecuado "cuando tenga X edad", "cuando viva solo", "cuando me case", "cuando cambie el país o la política" «No tengo suerte» «No tengo plata o tiempo»
2.Saber leer y entender los fracasos
No por el simple hecho de ir de fracaso en fracaso se alcanza el éxito.
Si esta premisa fuera verdadera, sería un hecho fáctico que todos alcancen sus aspiraciones y sueños.
No obstante, la mayor parte de la humanidad fracasa cotidianamente, y es sólo una ínfima minoría quien logra triunfar en sus proyectos.
Michael Jordan tiene una frase célebre que ejemplifica perfectamente cómo se debe realmente aprender de los errores. "He fallado más de 9,000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para hacer el tiro que ganaba el juego y lo fallé. He fallado una y otra vez, y otra vez en mi vida. Pero nunca me he dado por vencido. Y es por eso que he tenido éxito en la vida."
No hay cualidad, suerte, desatino ni trauma que el poder de la persistencia no pueda vencer. Persistir no es una manera de ganar. Es la única manera.
3. El éxito no es reconocimiento, dinero o fama.
Emociones como la necesidad de afirmación de los demás, envidia de los lujos o posición económica ajenas, o la creencia que con sólo poseer dinero se logrará una vida plena y feliz atentan sigilosamente con las verdaderas oportunidades de ser exitoso. En cada insulto, desvalorización, acto de soberbia u ostentación no se manifiesta otra cosa que la débil autoestima de una persona que ha sufrido y necesita revalidar sus logros por los caminos equivocados. Por el contrario, la generosidad, humildad y la pasión , el amor para con los demás y con uno mismo son los valuartes a los que debemos dirigir nuestras metas.
Un plan de negocio, un emprendimiento, o un equipo de trabajo deben nacer del placer, de las ganas de superación y el amor por la actividades que se elija realizar.
4. No estar abierto al cambio
Somos de naturaleza cambiante.
El agua, nuestros átomos, los pensamientos y absolutamente todo en la vida está en proceso continuo de mutación y cambio. Los negocios no son la excepción.
Es por eso que para triunfar es necesario adaptarse al cambio y animarse a ir mas allá de las fronteras de lo conocido, del yo en el presente.
Y es de vital importancia visualizar, soñar e idear una concepción del "yo" distinta, mejor , más vital . Vivir es cambiar.
5. Ciertas reglas están para romperse.
¿Qué tienen en común personalidades como Einstein, Ghandi, Donald Trump, Henry Ford o Lionel Messi?
Que todos ellos en su tiempo y en su ámbito pudieron romper el status quo. Fueron más allá de la norma y transgredieron los patrones de pensamientos convencionales.
Para alcanzar el éxito no existen claves rígidas ni una planilla que seguir, sólo hay que destacarse procurando siendo el mejor de una forma nunca antes vista.